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Leyendas Llaneras

La Llorona

Dicen que es el espíritu de una mujer que mató por celos a la mamá y prendió fuego a la casa con su progenitora dentro, recibiendo de ésta, en el momento de agonizar la maldición que la condenara: "Andarás sin Dios y sin santa María, persiguiendo a los hombres por los caminos del llano". Se dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia. El espíritu de la llorona, transformado en leyenda, ha acompañado al hombre llanero desde épocas remotas y de su existencia son testigos muchos viejos don Juanes. Otros menos creyentes consideran que es una creencia contraria a la razón, creada por los adultos con el objetivo de amedrentar o atemorizar a los vaqueros que cruzaban caminos en busca de algún romance nocturno por las sabanas. Un pedazo de tabaco de rollo en el bolsillo evita la aparición de la llorona.

 

Leyenda del silbón

Espíritu vagabundo por matar a sus padres.

Después de asesinar a su padre, el hombre fue castigado con un mandador de pescuezo (típico del llano), al tratar de huir fue mordido por un perro tureko, para concluir el castigo su abuelo regó sobre sus heridas gran cantidad de ají picante. El recuerdo y mención de lo sucedido libra a las personas de ser atacadas por este espíritu errante conocido como el silbón.

El Silbón se presenta a los borrachos en forma sombrío. Otros llaneros le dan forma de hombre alto, flaco. Usa sombrero y ataca a los hombres parranderos y borrachos, a los cuales chupa el ombligo para tomarles el aguardiente.

La tradición explica que al llegar el silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta un a uno los huesos; si no hay quien pueda escucharlo, un miembro de la familia muere al amanecer.

 

Leyenda de Juan Machete

 

Considerable como una de las leyendas más conocidas del llano. Cuenta la vida del hombre que quería ser el más poderoso de la región, su nombre era Juan Francisco Ortiz, amo y señor de las tierras de la Macarena. Este señor hizo un pacto con el diablo en el cual le entregaba su mujer e hijos, a cambio de mucho dinero, ganado y tierras. El diablo le dijo a Juan que agarrara un sapo y una gallina, a los cuales debería coserle los ojos y enterrarlos vivos un Viernes Santo a las doce de la noche, en un lugar apartado, luego debería invocarlo de alma y corazón. Juan cumplió con lo encomendado. Pasando varios días, el hombre se dió cuenta que los negocios prosperaban. Una madrugada se levantó temprano, y al ensillar su caballo divisó un imponente toro negro, con los cuatro cascos y los dos cachos blancos. Pasó este hecho desapercibido y se fué a trabajar como de costumbre. En la tarde regresó de la faena y observó que el toro todavía se encontraba merodeando la casa. Pensó "será de algún vecina". Al otro día lo despertó el alboroto causado por los animales, se imaginó que la causa podía ser el toro negro. Trató de sacarlo de su territorio, pero esto no fue posible porque ningún rejo aguanto. 

El Duende

 

Es un espíritu burlón que persigue a las mujeres, especialmente a las muchachas bonitas. Este espíritu no se deja ver sino de las mujeres a quienes persigue y se les presenta en forma de un niño que le hace toda clase de muecas y le tira con objetos pequeños y le propone amores. A las que acceden, les lleva frutas.

 

Al duende hay que decirle toda clase de groserías y en esa forma se retirará definitivamente. También se va si se toca música de cuerda porque se dice que así se acuerda de la música celestial, ya que los duendes pertenecen a los ángeles que se revelaron con Luzbel y que quedaron vagando por el mundo: unos sin cuerpo como los duendes, otros con cuerpo como los micos.

 

 

    Mito De Rompe Llano

Muy arraigado en Arauca (capital), es la devoción a Eduardo Fernández, más conocido como "Rompellano". Natural de Casanare, posiblemente de la población de Hato Corozal, hombre alto, delgado, cabello castaño y lacio, ojos claros y brillantes. Antiguo guerrillero de la época de los años 50, formó parte de las conocidas guerrillas liberales de los llanos. Hizo la revolución al lado de Guadalupe Salcedo, grupo este que operaba en las regiones de Arauca y Casanare. Quienes lo conocieron coinciden en afirmar que era un hombre noble y generoso, así lo expresó el señor Ramón Cisneros: "A Eduardo le nacía luchar incansablemente por los pobres, robaba a los ricos para ayudar a los marginados". 

Florentino y El Diablo

No sin cierto orgullo, por encontrar en su genealogía social patrones del coplero Florentino, que son los propios del hombre de sabana. Cuenta la tradición popular en boca de los viejos llaneros, extendida a lo largo y ancho de la planicie colombo venezolana, que Florentino era un hombre de los que no conocían el miedo y sentían gran placer al enfrentarse al peligro, fiel conocedor de los atajos y vericuetos del llano, inigualable en cada faena, buen jinete, domador y coleador de amplio llano, amigo de las parrandas. En una fiesta llanera, para repicar un zapateo, no era renco ni medroso y en el contrapunteo ni el mismo Satanás pudo comparársele.
 

Otra versión dice que fue un hijo que mato a su padre para comerle sus "asaduras". El muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que quería comer vísceras de venado. Su padre se fue de cacería para complacerlo pero tardaba en regresar. En vista de esto el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada, no había podido cazar el venado, lo mato, le saco las vísceras y se las llevó a su madre para que las cocinara. Como no se ablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su marido. Preguntándole al muchacho, quien confesó la verdad.

De inmediato lo maldijo "pa to la vida". Su hermano Juan lo persiguió con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro "trueco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones.

Cansado y preocupado con el extraño incidente se acostó, pero a las doce de la noche fue despertado por un imponente bramido. Al llegar al potrero se dio cuenta que miles de reces pastaban de un lado a otro. Su riqueza aumentó cada vez más. Dice la leyenda durante muchos años fue el hombre más rico de la región. Hasta que un día misteriosamente empezó a desaparecer el ganado y a disminuir su fortuna hasta quedar en la miseria. Se dice que Juan Machete después de cumplir su pacto con el diablo, arrepentido enterró la pata que le quedaba y desapareció en las entrañas de la selva. Cuenta la leyenda que en las tierras de las marraneras deambula un hombre vomitando fuego e impidiendo que se desentierre el dinero de Juan Machete.

El niño de oro

Salir de noche a pescar en canoa por el río Arauca tiene sus riesgos. A quienes se atreven se les aparece un niño de oro, el cual conduce una canoa del mismo metal dorado.

El niño atrae engañosamente con su llanto la atención de los pescadores y al subirlo por curiosidad o por las ganas de ayudarlo, es tal su peso que se hunde, llevándose aferrado en sus pesadas manos a los pescadores inocentes hacia el fondo del río. Se dice, que esta historia es una de las explicaciones del por qué experimentados y curtidos pescadores del río Arauca desaparecen o se ahogan en las noches de pesca.

 

La bola de fuego

Hay dos versiones de esta leyenda: que una madre mató a su hijo con un hacha y Dios la maldijo por su terrible crimen condenando a su corazón a vagar por la eternidad envuelto en llamas. La otra, con un tinte más religioso, que una comadre y un compadre se enamoraron hasta llegar al acto sexual. Durante su acometida lujuriosa en un rancho solitario, una tormenta acabó mortalmente con la pasión que los embargaba: una centella incendió el lugar donde gemían de placer y ardieron por el pecado de llegar al coito. De ahí, se envolvieron en una llama que se desplaza por las sabanas.

Su inconformidad lo condujo a la "revolución" y, finalmente, a tener que abandonar el territorio por temor a perder su vida. Cuando se presento la primera amnistía, el 13 de Junio de 1953, en el Gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla, Eduardo Fernández se acogió al decreto en la población de Tame. El 19 de Septiembre de 1953 llegó a la población de Arauca, según las personas que lo conocieron, bebió mucho licor durante tres días. El día 22 de Septiembre, según testigos, lo vieron tomando con dos detectives del S.I.R. (Servicio Secreto), actual D.A.S. en la tienda de don Belarmino Paredes, opuesta a la casa de don Román. Entrada la noche, fue asesinado, según los testigos, por uno de los detectives de nombre Alberto García. Al día siguiente, después de recibir todo el aguacero de la noche, que según las creencias le purificó el alma, se hizo el levantamiento. Nadie reclamó su cadáver y fué enterrado, sin urna, en el cementerio local. Años más tarde se hizo presente una señora, que dijo ser la esposa de "Rompellanos", pero un nutrido grupo de habitantes de Arauca impidieron que sus restos fueran exhumados. Desde el día de su muerte, "Rompellanos" se convirtió en el benefactor de los necesitados, que acuden en romería, implorando sus milagros. En su memoria, hay una canción llanera, con ritmo de "Pajarillo", cuyo compositor e intérprete es el conocido cantautor araucano Juan Farfán, en la cual éste añora los tiempos pasados pidiendo rescatar lo perdido, en especial, las costumbres de otrora, que identifican al llanero. En la segunda parte de la canción rememora a "Rompellanos" haciendo un elogio de las virtudes, que aún recuerdan los araucanos raizales.

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